El crecimiento empresarial no es cuestión de suerte, ni está determinado en exclusiva por indicadores de mercado, hay otro factor, hasta ahora un intangible, que se torna determinante en el éxito organizacional.
Los cambios que los colaboradores experimentan al año dentro de las organizaciones se han duplicado prácticamente en los últimos 4 años, pasando de 1.75 a 3 (CEB 2016 Employee Change Survey) , ahora bien, ¿quién está gestionando cómo los colaboradores perciben esos cambios?
Oír hablar de cambio en las organizaciones ya no es una novedad, entre las crisis, los avances tecnológicos, la globalización, las nuevas generaciones incorporándose al mercado laboral, etc. el cambio se ha vuelto una constante en el mundo empresarial. Y el cambio provoca estrés debido a la naturaleza del cerebro humano que tiende a rechazar el cambio por inercia natural, manteniéndonos en nuestra zona de confort. Es por eso que estadísticamente hay una disminución del 5% en la productividad asociada al estrés generado por los cambios en las empresas.
La novedad, precisamente, reside en la gestión de los procesos de cambio, en cómo hacer para que los cambios que hoy ya son intrínsecos a la naturaleza empresarial, no solo no generen una disminución en el desempeño, sino que provoquen todo lo contrario, un aumento en la producción vinculado a cómo los colaboradores perciben ese cambio.
Y ese, precisamente, es el reto en liderazgo organizacional hoy en día; saber gestionar las experiencias que los equipos de trabajo tienen en presencia del cambio.
Ya existen modelos de medición de la efectividad organizacional vinculados a la experiencia humana (Ej: MetaState Analysis) y la tendencia a futuro ineludiblemente va a ir vinculada a dichas mediciones porque lo que hasta ahora era un intangible (gente, cultura, experiencia del colaborador) hoy se torna un elemento clave, no solo en el crecimiento empresarial, sino en la subsistencia de las organizaciones.
La empresas pueden invertir millones en nuevos modelos operativos, en sistemas de gestión, en nuevas tecnologías o en programas de sucesión efectivos, pero la clave del éxito, y lo que ya están haciendo las compañías vanguardistas, reside en cómo hacer para que los colaboradores se vuelvan la punta de lanza de esos procesos de cambio.
Por tanto, la pregunta no es qué necesita cambiar en las empresas para crecer en el 2017, sino cómo necesitan cambiar cómo las empresas gestionan el cambio para crecer en el 2017.