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…Pero si es lógico, no debiera necesitar explicarlo porque ya debiera saberlo….

Cuantas veces he escuchado esta afirmación, y confieso que muchas veces lo dije yo antes de entrar al mundo de la Programación Neurolingūística(PNL) y Neuro-Semántica(NS). Esta frase ejemplifica mucho el desconocimiento de cómo operamos los seres humanos y, peor aún, las personas de liderazgo dentro de las organizaciones.

Voy a hablar desde mi experiencia personal porque, como mencioné antes, yo padecía de este desconocimiento y en muchas ocasiones me molestaba, incluso me enojaba, porque obtenía respuestas de mis colaboradores que me hacían pensar que era obvio lo que yo esperaba de ellos(as) y por ende no debería perder tiempo en entrar en muchos detalles. En mi mente me decía que esto ya lo debiera saber o, que si usaba su buen criterio, debiera deducirlo. Entonces, cuantas veces me vi en situaciones que, ya molesta, daba nuevas indicaciones más detalladas porque no se había seguido el procedimiento adecuado o tomado la decisión idónea para la situación.

Cuántas horas productivas desperdicié por el re trabajo que se generó al no tomarme el tiempo la primera vez en explicar en detalle mi expectativa!

Y si le sumamos el malestar causado a la persona que yo lideraba y, a mi personalmente, desencadenando en altos niveles de estrés para ambas.

En la PNL conocí 20 premisas que se han convertido parte de mi forma de entender la vida ahora. Para el caso mencionado arriba, voy a elaborar sobre las siguientes:

  1. La respuesta que obtienes es el significado de la calidad de tu comunicación. Esta lo que nos dice, es que la única forma de saber lo que digo es que la otra persona me diga lo que ha entendido. Esto me permite ajustar la información que transmito porque me doy cuenta que seguramente me faltó algún detalle relevante al tema, que no mencioné pero que mi mente cree que lo dije. Tal vez puede sonar incoherente, pero he aprendido que como personas hablamos y no somos del todo conscientes de que lo que estamos pensamos y por ende, no lo decimos en su totalidad y la otra persona, entiende lo que decimos y completa la idea desde sus propias interpretaciones. Entonces, ¿qué pasa? Cada una esta viendo en su mente algo diferente y sí que no nos estamos entendiendo.
  2. El mapa no es el territorio y cada quien responde de acuerdo a su propio mapa y no la realidad en sí. Esta premisa me ha enseñado tanto porque he aprendido que cada persona vive desde su mundo interno interactuando con el mundo externo. A lo largo de nuestras vidas nos vamos programando con las experiencias que vivimos, las que nos enseñan nuestros padres, maestros(as), en fin, todas esas figuras que representan de alguna forma autoridad y les creemos de manera consciente pero, más aún, de manera inconsciente. Incorporamos en nuestra neurología creencias y significados acerca de todo lo que vivimos y los usamos como nuestros Marcos de referencia en todo lo que pensamos y hacemos. Me ha enseñado que solo yo pienso y entiendo lo que pienso y entiendo, nadie más. Cada persona interpreta a su mejor manera lo que vive. Algo más que me ha ensañado, es que entre más vivo y aprendo ¨enriquezco mi mapa ¨, por tanto, lo que yo sé, no necesariamente lo tiene que saber la otra persona, en este caso, a quienes lidero. Las personas que ocupamos puestos de liderazgo ya hemos pasado por experiencias que nos hacen pensar que esto es ¨obvio ¨pero nuestros colaboradores no.

Podría extenderme más pero me quedo con estas premisas que me han permitido ser más empática, más paciente y evitarme malestares innecesarios porque me hago cargo yo de asumir lo que dije o no dije, para que mi colaborador(a) me entienda. Muchas veces requiere valentía y humildad reconocer que quien no fue precisa en las indicaciones, fui yo, pero a medida que lo practico, me doy cuenta que vale la pena.

Espero haberme expresado claramente y dejarte el mensaje para tu reflexión.